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El diablo no aparece siempre en la noche o de entre las sombras. Cobra vida en el fuego, en la luz de una linterna y en las búsquedas interminables. El diablo no ocupa un cuerpo, viene y va en forma de un vecino, de un amigo y, a veces, de aquello que ves reflejado en el espejo.

El diablo también

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